Diario de un Peregrino Etapa 11 Logroño - Najera
Tras quedar a las 6 de la mañana, partimos
de Zaragoza en 3 coches, y siendo por esta vez, muy pocos los mamuts que
podemos hacer estas etapas, llegamos a Logroño y después de desayunar, a las
8,45 nos hacemos la fotico de salida agarrando con nuestras manos una pancarta
imaginaria.
Atravesando un enorme y hermoso parque para
salir de Logroño, comenzamos nuestra etapa número 11, el sábado treinta y uno
de octubre de 2015, encaminándonos por el Pantano de la Grajera, donde
encontramos: patos, ocas , cisnes y una estampa conmovedora, un anciano dando
de comer a las ardillas; este camino nos llevará a Navarrete, atravesando
hermosos viñedos, con unos colores espectaculares, colores que no queremos
perder la ocasión de conservarlos no solo en la memoria sino en esas
fotografías que va haciendo Hugo a lo
largo del camino.
Pasando el antiguo albergue de San Juan de
Arce del siglo XII, llegamos a Navarrete, allí nos encontramos con una
monumental iglesia, una nueva sorpresa al estilo de la que en su momento nos
supuso ver la de Los Arcos, la de Nuestra Señora de la Asunción , gótica
renacentista del siglo XVI, y que después de visitarla acudimos al punto donde
Rafa y Pedro, nuestros chicos de intendencia en esta ocasión, nos esperan con
el almuerzo listo, una vez llenado el estomago acordamos llegar de tirón hasta
Najera.
Dejando a nuestra izquierda Sotes y Ventosa
y pasando por el Alto de San Antón, todo ello entre risas y conversaciones,
pasamos por una tapia donde un peregrino
anónimo dejo constancia de su paso por allí, con un poema dedicado a los
peregrinos.
Agotadas ya, llegamos al albergue Puerta de
Najera, atravesando un puente, donde Ana y yo corremos a los brazos de nuestros
chicos que ya nos estaban esperando, una vez duchadas, aseaditas y bien comidas
nos dispusimos a visitar el pueblo, unos
optaron por el paseo y el café y otros visitaron el Monasterio de Santa María
la Real de Nájera, panteón numerosos reyes de Navarra y del poeta y guerrero
Garcilaso de la Vega, y de ahí a cenar,
cena que transcurre entre risas y carcajadas, risas que tenemos que agradecer a
nuestro querido Nene, entre Hugo y él nos hicieron pasar un rato estupendo.
Y ,como los buenos chicos, a las 10 a casa,
a “mimir”, que hubiera estado muy bien, si no hubiera sido por “el Mario” y su
amiguito, que anduvieron de jarana toda la noche debajo de nuestra ventana.
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